Viaje a la dinastía omeya. Los Castillos del Desierto.
En el viaje que realizamos a Jordania, vimos tres de los Castillos del Desierto. Estos fueron: Qasr El- Kharana, Qasr o Qusayr Al-Amra y el de Qasr El-Azraq. Una visita interesante dentro de los monumentos y lugares que ver en Jordania.
Salimos desde Ammán y cogemos la carretera que lleva a Iraq, así que imaginaos la sensación cuando ves un cartel que pone “Iraq 240 km”. surprised
Castillo de Qasr El- Kharana.
El primero de los castillos del desierto que visitamos fue el de Qasr El- Kharana. Bien conservado a la vez que muy restaurado, es quizás de los tres, el que por su aspecto, más se merece la denominación de castillo. Surge en una desnuda meseta ubicada a unos 60 km al sudeste de Amman.

Transformado por los omeyas en el año 711, el edificio se levanta sobre una estructura romana y luego bizantina, probablemente reedificada en el siglo VII durante la breve conquista de la zona por parte de los persas sasánidas. Los torreones semicirculares le dan un cierto aspecto defensivo.

La decoración interior en estuco, parece indicar la intención de dotar al edificio de los atributos típicos de las lujosas residencias califales.


En las áreas mas restauradas, se puede apreciar que ha prevalecido mas el hecho de dejarlo bien , que la fiel copia a su estado original…Lo que da la sensación de “chapucero”.


El siguiente castillo que vamos a ver es el de Qasr o Qusayr Al-‘Amra.
Por la carretera camino del castillo tenemos la suerte de poder ver los famosos espejismos del desierto. La verdad que es increíble el efecto óptico, parece que hay agua incluso en grandes cantidades, y la verdad es, que lo único que hay, es arena…

Castillo de Qasr o Qusayr Al-‘Amra.
Castillo imprescindible para comprender el arte islámico en sus primeros comienzos. Este edificio fue probablemente construido como lugar de descanso y entretenimiento por el califa omeya Walidi I ( 705-715 ), a quien se debe también la Gran Mezquita de Damasco. Debido a sus reducidas dimensiones, esta construcción es mejor conocida con el nombre de “Qusayr” ( pequeño castillo ).

La parte que todavía se conserva del edificio, está construida esencialmente por una sala de audiencias de tres naves cubiertas con bóvedas de cañón y por un baño ( inspirado en las termas romanas ). Las paredes están completamente recubiertas de frescos, pero están destruidas por los vándalos en su mayoría.

Las imágenes, cargadas de simbología ligada a las celebraciones del poder califal, no siempre son legibles. Mejor conservadas están las escenas de caza y las decoraciones del baño, entre las que destaca una cúpula decorada al fresco con motivos zodiacales.


Cúpula del baño con frescos que representan los signos del zodiaco.


Empieza a picar el sol cosa rica, y nos dirigimos a ver nuestro tercer y ultimo castillo.
Castillo de Qasr El-Azraq.
Construido seguramente por los romanos a finales del siglo III, este castillo pasó sucesivamente a manos de los omeyas, pero fue reconstruido completamente entre 1236 y 1237 bajo la dinastía de los ayyubíes. El castillo debe su fama, sin embargo, a Lawrence de Arabia: el legendario agente británico se hospedó en él durante el invierno de 1917, mientras organizaba la rebelión de los árabes contra el imperio otomano y preparaba la batalla de Aqaba.


Llama mucho la atención el color azulado de la piedra, lo que hace entender el sobrenombre de Castillo Azul.

La valoración que haría de los Castillos del Desierto de Jordania, es bastante positiva. Me resultaron muy interesantes, sobre todo por sus diferencias.
Qasr El- Kharana lo destacaría por su aspecto “real” de castillo, con sus torreones, su altura, etc.
Qasr o Qusayr Al-Amra, el plato fuerte son sus frescos.
Y de Qasr El-Azraq, el color azulado de su piedra, además del tamaño del recinto ( el mayor de los tres ), destacando sobre todo su amplio patio interior. También le da cierto toque “romántico” el hecho de que Lawrence de Arabia se hospedara en el.
Si se hace un viaje a Jordania por libre y se tiene poco tiempo, desde mi punto de vista, las visitas imprescindibles serían Petra, la ciudad romana de Jerash, Wadi Rum y el Mar Muerto. Pero si se tiene tiempo, lo metería dentro de la categoría de Ammán, interesantes pero no fundamentales.